El Problema: Muchas soleras son inadecuadas para las obras antiguas
Soleras empleadas en las construcciones antiguas pueden inhibir intensamente la difusión y causar daños por hongos y moho, son frecuentemente muy gruesas y extremadamente pesadas, son a menudo poco ergonómicas para los obreros a causa de su grosor elevado, por su grosor aumentado son difíciles de compactar, pueden no ser aptas para todos los sistemas corrientes de calefacción y refrigeración, requieren frecuentemente altas temperaturas de entrada de la calefacción de suelo y reaccionan con lentitud al calentamiento, por esta razón no son frecuentemente energéticamente eficientes, apenas dejan espacio para un aislamiento adicional, no ofrecen ninguna protección contra vibraciones del suelo, pueden presentar demasiado poca inhibición al fuego y no contribuyen a alcanzar una clase de resistencia al fuego, pueden contener mucha agua, que después se transmite al resto de la obra, se contraen de forma intensiva y secan con más lentitud en comparación a soleras de cemento estándar, pueden no ser aptas para todas los tipos de colocación (unida al forjado, sobre aislante, sobre capa separadora) y para todos los revestimientos corrientes, frecuentemente no son resistentes al agua, pueden contaminar el aire ambiental mediante emisiones (especialmente problemático para alérgicos), a menudo no tienen suficiente capacidad de carga, frecuentemente no son reciclables y resulta cara una eliminación posterior, sirven sobre todo para grandes superficies en construcción nueva. |